miércoles, 29 de julio de 2009

martes, 28 de julio de 2009

Cronotipias y Atavismos: dos series fotográficas de Manuel Velázquez



Cronotipias (2004) es una serie de ocho imágenes. Estas fotografías mantienen una fuerte referencia plástica con la obra anterior. Estética del deterioro, texto sobre el espacio plástico y una temática existencialista, hacen de Cronotipias un cambio de soportes, más no de conceptualización.

Al igual que en el trabajo pictórico, la agresión a la obra ocupa un lugar preponderante, formal y conceptualmente.

Cronotipias, evidencia la estética del deterioro: “la pureza” de la imagen fotográfica se diluye en quemaduras, rascados y manchas al negativo, aplicación de texto y manipulación a la fotografía impresa, todo matizado por oxidaciones del papel a través del tiempo y químicos.

La imagen va adquiriendo con estos elementos un sentido orgánico al ser susceptible a las inclemencias del paso de las horas, destruyendo el paradigma que ve en la Obra de Arte la posibilidad de eternidad sagrada, la cual debe detenerse en el tiempo a través de restauraciones y cuidados.

La concepción de la identidad se construye en estas imágenes, donde al final nos detenemos a pensar, más que en una unidad en la identidad del individuo, en una bipolaridad humana.




Atavismos (2005) es una serie de fotografía digital que, a través de autorretratos, nos habla de la imposibilidad de ver, oír y hablar, la imposibilidad de sentir. La cara se nos muestra amordazada por tenedores y bandas. Sus manos, junto con grafías, dibujos y textos, nos sumergen en una atmósfera de opresión remarcada por el mismo espacio fotográfico que sólo es capaz de mostrarnos el rostro. La angustia y desesperación son protagonistas de este muestrario de ataduras intelectuales y emocionales.

La “pureza” fotográfica se ve alterada por el dibujo o el texto inscrito en el espacio fotográfico. En el caso del texto se rechaza su función semántica, pues el texto es ilegible: una suerte de leitmotiv que se repite en cada imagen de la serie, pero que jamás se revela por completo. Sólo se vislumbran palabras y signos de interrogación.

Así el motivo se muestra como un cuestionamiento, confiriéndole, por el puro hecho de repetirse en cada imagen, un mayor dramatismo a la serie, otorgándole un sentido secreto: el autor parece arrepentirse de develarnos la pregunta, por lo tanto trata de ocultarla, un ocultamiento agresivo a través de rayones y dibujos que alteran el plano de la imagen.