Prólogo
…cada vez se entiende más al hombre como
una inteligencia sin historia, sin moral y apático.
Desubjetivización del sujeto, despolitización de la política,
deshumanización de las ciencias del espíritu son fenómenos
emparentados que obedecen a una misma tendencia:
cada vez el hombre es menos su recuerdo y más su propio experimento…
Reyes Mate
En este libro Omar Gasca se nos muestra, una vez más, como lo que es: un provocador profesional. Muchos estarán de acuerdo en que no afirmo nada raro y, sin embargo, es una idea que no es fácil ubicar en el contexto de está presentación. Trataré de explicarme.
A pesar de que los ensayos aquí reunidos tienen un origen particular –por lo cual pueden ser leídos individualmente o como capítulos de una obra mayor–, todos forman parte de un sistema de preguntas e inquietudes que implican un mismo fenómeno: el arte. En mi caso, para su mayor comprensión, divido la lectura en tres líneas reflexivas.
La primera línea reflexiva quisiera plantearla como una insinuación, como una reflexión provocadora, no nueva en él, que se refiriere a las transformaciones conceptuales que implica la relatividad como elemento fundamental en la vida y en el arte contemporáneo, y surge de los ensayos intitulados Arte y confusión y Todo pasa. El primer texto plantea cuestiones que son propias del campo de la crítica, la gestión cultural y la teoría del arte, pero no se nos presenta de manera ordenada, ya que la estrategia del autor es precisamente poner de relieve la dificultad que representa la diversidad del arte contemporáneo y la incapacidad, de algunos artistas e instituciones, para gestionar este fenómeno.
En el ensayo Todo pasa, sin mencionarlos explícitamente, Omar Gasca nos invita a discutir conceptos como el nihilismo, la muerte de la razón, la aniquilación del sujeto y el fin de la Historia, haciendo patentes las indudables transformaciones que se han efectuado en el último siglo y que marcan una verdadera ruptura de paradigmas. Nuestra cultura contemporánea enfrenta la expansión de los sistemas informativos, la multiplicación de saberes, el debilitamiento de los valores universales, la industrialización y socialización de las redes de comunicación. Entender esto de manera propositiva, a través de los conceptos de Gasca, implica imaginar una organización transdisciplinaria del saber y la enseñanza, lo que contribuye a una formación de sentido y, aunque no lo declaren expresamente, a la formación de un nuevo sistema de vida cultural y social.
La segunda línea reflexiva es una suerte de recuento conceptual en la que el autor trata de mostrar, a manera de propuesta, su visión del diseño, la crítica, la historia del arte y el mercado del arte, examinando, también, la formación de marcos teórico-metodológicos para espacios educativos, siempre con la intención de poner entre paréntesis las distintas maneras de pensar el arte. Para ello, escoge una táctica de choque, comenzando por poner en entredicho las ideas preestablecidas y los lugares comunes. A esta segunda línea reflexiva suscribo los capítulos intitulados Otros espacios del diseño, El artista hoy, Pintura de género o género, número y preposiciones y El mercado, la audacia y lo que sigue.
La tercera línea de reflexión que podemos observar se encuentra en el ensayo Sobre la educación, la currícula de arte y diseño y otras cosas. En este capítulo, Gasca se refiere a los procesos de transformación educativa y es ahí donde abre otra provocación: las preguntas sobre las estrategias de transición necesarias para una propuesta curricular y los resultados que se pretenden obtener. ¿Qué es un proyecto académico? ¿Qué es lo que se pretende proyectar? ¿Cómo se diseña, bajo que premisas? Y, ¿cómo se relacionan estas actividades con la búsqueda de un mejor devenir para los estudiantes y sus familias?
A manera de respuesta, considero en este caso, como dice Humberto Chávez, que “el mayor problema que enfrenta la educación artística contemporánea es estar atravesada por una multiplicidad de discursos que crean y justifican algo parecido a una interminable ficción”.
Aquí es importante entender, dentro del discurso de Gasca, que el nuevo paradigma social es la conciencia de ambigüedad que bajo múltiples saberes se expande aleatoriamente en cualquier área y disciplina (al tiempo de la pérdida de fronteras de las propias disciplinas). Por ello es necesario enfatizar que la enseñanza de las artes no es ajena a todos estos problemas.
En este sentido, siempre debemos estar abiertos a la crítica y a evaluar nuestros modelos educativos, si es que queremos averiguar si se han logrado los resultados esperados.
Queda claro que las provocaciones del autor son de orden reflexivo. Pero no terminan ahí, sino que además pretende con ellas invitarnos a cuestionar nuestras verdades sobre el arte, su educación, distribución y consumo. Ésta es, sin duda, una tarea que Omar Gasca nos deja: reflexionar sobre el caminar, el caminante, el camino y el fin del camino, es decir, pensar sobre la creatividad, el creador, lo creado y la finalidad de la creación.
El valor de este libro y su mayor provocación radican, como ya se dijo, en la insistente necesidad de relativizar los saberes pero, al mismo tiempo, de multiplicar las fuentes de información reconociendo que todo pasa.
Manuel Velazquez
Xalapa, Veracruz, México
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