Hacer la curaduría de una exposición
¿Cómo se organiza, produce y desarrolla una exposición? ¿Cuáles son los
motivos teóricos, artísticos, museísticos que la conciertan? ¿Qué se pretende
mostrar al público tras el largo proceso de su preparación? En resumen ¿qué
papel desempeña la figura del curador?
Como
artista sueles preocuparte de que tu idea sea clara, sea asimilable. Como
curador de una exposición tienes adicionalmente la posibilidad de mostrar el
desarrollo de una temática, lo desconocido de un momento histórico, un nuevo enfoque
sobre el quehacer de un artista, además de proporcionar información relevante
en relación a una técnica, a la manera de trabajar de un artista, mostrar un
punto de vista desconocido sobre un movimiento artístico o un tema. El trabajo
del curador también tiene que ver con la educación en los museos, la difusión y
con ir generando nuevos públicos para el arte. Tanto las instituciones
culturales como los espacios expositivos dependen no sólo de la visión y
formación de quienes los gestionan, sino también de los comisarios o curadores,
que muchas veces son los mismos artistas, los galeristas, los conservadores de
los museos y los críticos.
Para un curador, preparar una exposición requiere de
un proceso que pueden durar entre seis y doce meses; un conjunto de pasos de
los cuales podemos señalar: contactos con los artistas y el museo o galería
donde se llevará a cabo la muestra, proyecto de exposición o formalización
teórica, investigación y localización de obras, exploración del espacio para
ponderar número de piezas, estructura y diseño de la exposición (artístico,
simbólico, conceptual, fenomenológico), relación con el personal del museo
(diseñadores, electricistas, museógrafos), contacto con otros museos (o
galerías, coleccionistas, fundaciones), organización del transporte y seguro de
las obras, producción y mobiliario museográfico, montaje, rueda de prensa,
publicidad y diseño, organización del día inaugural, clausura, memoria del
evento (fotografía, vídeo, audio, entrevistas, notas de prensa, edición de
catálogo y folletos), además de reuniones, llamadas, mensajes, borradores,
textos y otras gestiones.
En términos prácticos, hacer la curaduría de una
exhibición, es similar a escribir un cuento o pintar un cuadro. El proceso es
subjetivo y objetivo a la vez. Se usan las obras y el mobiliario museográfico
como si fuera un vocabulario y se combinan de manera que se pueda describir o
iluminar algún aspecto de la obra de un creador o de una colección. El reto
consiste en mantener el balance entre la objetividad y la subjetividad. Ambas
son válidas para el curador. Una de ellas le da la distancia, la evaluación
abierta y honesta. La otra le da la cercanía, la chispa propia que es personal
y creativa.
Para realizar una curaduría además de analizar,
describir, criticar, seleccionar la obra en cuestión, se necesita también,
poner en perspectiva el carácter emocional del arte, puesto que lo emocional es
la fuente más empleada por el artista y el curador está atento a eso. Lo que
capta el interés del público es también lo que lo implica emocionalmente. Ello
involucra por otra parte, la experiencia del curador, lo que conoce de la
historia del arte y lo que ha recopilado a lo largo de los años a través de la
experiencia. También son importantes “la proyección”, que significa desplegar
algo en la mente, imaginar y visualizar, y “la percepción” que es una parte
importante del pensamiento artístico y la manera como el público tendrá
contacto con la muestra. Es deseable entonces que el curador se involucre
teórica y emocionalmente con su proyecto. Esto será lo que determine el
objetivo principal de su propuesta.
Manuel
Velázquez
Octubre de 2012