miércoles, 10 de junio de 2009

Entrevista a Manuel Velázquez realizada por Frida Mazzotti.



Manuel Velázquez es uno de los artistas chiapanecos más valorados, autor de una obra amplia y polivalente que abarca desde la pintura hasta las instalaciones, pasando por escultura y la fotografía. Hace veintitrés años, llego a estudiar a la Universidad Veracruzana. Ahora, la Pinacoteca Diego Rivera organiza una exhibición de sus obras más recientes, integrada por piezas cuya mayoría se exponen por primera vez. La fecha de inauguración de esta exposición es el 9 de julio.
En estas piezas, Velázquez, hace una reformulación de su lenguaje plástico, buscando, según sus palabras, una ajustada precisión visual. El resultado: imágenes muy sencillas que son consecuencia de una reflexión capaz de producir una evocación que las emparenta con el minimalismo.
En exclusiva, preguntamos a Velázquez sobre esta propuesta.


Últimamente tu obra ha cambiado, se observa más reflexiva, hay una reducción de los elementos que acompañaban a las propuestas anteriores ¿Consideras que tu obra tiene influencia minimalista?


Así es, en las últimas fechas estoy trabajando en un proyecto que tiene decididamente referencias al minimalismo, no en la idea de copiar un estilo, sino, en la intención de recuperar el reduccionismo estructural.
Esta serie se destaca por la composición rígida y la ausencia de elementos ornamentales, por lo que la poética de los cuadros radica en la reiteración, la sutileza de los acabados y el trabajo con los materiales.


¿Cuál es la intención de esta obra?


La intención es trabajar con una actitud abierta, más que con un modelo cerrado o un estilo, la parte fundamental de esta propuesta es un ejercicio sobre los conceptos del minimalismo histórico; dicho ejercicio resulta de una labor deconstructiva que permite reformular significados y significantes. Por eso podemos decir que se ha desplazado el acento desde las teorías a los procesos, esto tiene que ver con el uso de los materiales y las posibilidades del lenguaje estrictamente pictórico.

¿Qué papel juega el espectador en el montaje de tu obra?


Para mi es muy importante, me interesa la relación entre mi obra y el publico. Por eso abogo por las formas sencillas, sobrias y discretas. Estoy a favor de entender la obra no solo como un sistema cerrado de relaciones internas sino como un elemento en el sistema exterior: obra-espectador.


¿Es importante para ti el aspecto visual de la obra?


Así es. Busco que el resultado final tenga algo visual, que sea contundente, para tratar de evitar la explicación o el texto a un lado de la obra. Trato de que baste con la imagen. No me gusta la estética de la documentación. Me interesa que la pintura exprese la idea como un fenómeno visual y no que se explique por medio de lo escrito. Trato de evitar lo narrativo y lo didáctico en la obra.

Para algunos artistas el proceso creativo es doloroso, para ti, ¿El proceso de creación es doloroso o te divierte?


Doloroso, no, nunca. Puede ser tedioso, aunque trato de no aburrirme; me deprime aburrirme, como a todo el mundo. Probablemente por eso cambio constantemente. Me gusta la idea de aprender todo el tiempo. Ser un principiante me divierte más que ser un maestro. El inicio de algo me encanta. Hay más inestabilidad, más emoción y eso hace que sea divertido. A veces es tenso: cuando no se sabe lo que está pasando.


¿Háblanos de la exposición de la Pinacoteca Diego Rivera?


Voy a exponer un nuevo material visual, sobre lo que he estado trabajando en las últimas fechas. Precisamente relacionado ha lo que hemos estado hablando. Buscaré, con esta exposición, generar una situación abierta. Lo importante es que el público pueda sentirse identificado con lo que está viendo. Me refiero a ese proceso por el cual la obra es un hecho visual, no anecdótico, que puede ser interpretado por todos.


Finalmente, hay una tendencia por orientar al arte contemporáneo a situaciones políticas o sociales ¿buscas darle un sentido político o social a tu arte?


Creo que el arte no debe manifestar estas intenciones. Cuando el artista comienza a tratar de actuar a favor de un ideal, de un movimiento político, de eso que uno considera "lo bueno" -que no sé exactamente qué es-, comienza a tener prejuicios en relación con la creación. Para mí, lo más importante es el arte. Trato comprender el momento y la situación en la que estamos viviendo, pero no intento dar a mi obra una orientación política determinada. Creo que orientar mi obra a la intención política es llenarse de prejuicios y convertirse en un artista con pretensiones didácticas. Y eso me parece un abuso.

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