miércoles, 4 de enero de 2012

Pequeño formato. Javier del Cueto



Pequeño formato
Javier del Cueto
La exposición “Pequeño formato” de Javier del Cueto, se presenta en la Galería Fernando Vilchis del Instituto de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, en el marco del Tercer Coloquio Internacional de Escultura en Cerámica. Esta muestra consta de treinta y ocho piezas, la mayoría de ellas sin un soporte definido, por lo que una misma obra presenta diversos montajes, convirtiéndose en una propuesta diferente en cada uno. Así, cuando las esculturas constan de dos o más partes, la posibilidad de crear nuevas obras, partiendo de una sola, se multiplican.
Javier del Cueto elaboró las bases de esta exposición a partir de esculturas en cerámica de pequeño formato. Le interesa la escultura íntima, que exija la atención del espectador de forma minuciosa, pretende que el público dedique más tiempo a reflexionar sobre la obra que a contemplarla. Esta concepción de escultura como “maqueta” puede parecer extremadamente nueva, pero al mismo tiempo muestra sus características ancestrales. En muchas de las piezas de Javier del Cueto se pueden reconocer reminiscencias de la sencillez elemental de los monumentos del paleolítico. Sus obras se relacionan con diversas experimentaciones escultóricas y pictóricas en las que se observan formas elementales, austeras, pero de gran fuerza emotiva.
Lo primero que se observa en la obra de Javier del Cueto, es su intención de combatir el ilusionismo que imperó en la escultura tradicional; en su obra se elimina cualquier posible interpretación ulterior a favor de la sola percepción inmediata, prevalecen el orden, la sencillez y la claridad. Otras características de estas obras, a parte de la pequeña escala; es la relación espacial sujeto-objeto, el uso preferente de formas reductibles y primarias consideradas como un todo, el sistema de uniformidad en la composición y la participación de una metodología serial en algunas de ellas, que permite que los elementos se dispongan unos cerca de otros dando lugar a una continuidad y sucesión de los mismos. Son estas características las que les confieren una poética de gran claridad estructural, a la cual se une el color natural del material. Debido a esto, el interés estético en las obras de Javier del Cueto, tiende a virar de las relaciones internas a las externas y viceversa; se puede observar la correspondencia entre nuestro concepto ideal de “escultura” y  “maqueta”. También podemos analizar la forma y cómo incide la iluminación en ésta, mientras la contemplamos y nos movemos a su alrededor. Otro aspecto a tener en cuenta es la relación entre el objeto artístico y el espacio de su ubicación arquitectónica, a pesar de su pequeño formato.
De esta manera, Javier del Cueto se separa de la abstracción geométrica más internacional y opta por la pura expresividad de la materia, para reinventar objetos misteriosos, cuñas, cuchillos, sitios arqueológicos, arquitectura en menor escala, etc. Podríamos definir sus piezas como "Piedras abstractas"; en las que se afirman preocupaciones constructivas en las búsquedas formales, orientando también sus indagaciones hacia el mundo precolombino. A Javier del Cueto no le interesan sólo los aspectos formales: su obra sigue la línea de la memoria evocativa, alejándose de cualquier intención nostálgica o imitativa. Con gran parquedad de elementos, sintetiza sus evocaciones con formas simbólicas que se encuentran presentes desde el pasado. Insistentemente sus obras buscan restablecer la significación del espacio y tiempo.
Javier del Cueto, es uno de los diversos artistas del continente, que vuelve a buscar fuentes de reflexión en la memoria cultural, haciendo gala de sobriedad y ascetismo, invitan a pensar en las formas presentes en el mundo que reconoce y estudia. Los materiales usados, la forma de trabajarlos, proponen asociaciones simbólicas en las que vuelve a pensar en nuestro pasado, lo saca del recuerdo para convertirlo en presente. Su escultura en cerámica se puede valorar como un espacio del pensamiento, arte, participación, imaginarios individuales y colectivos. Una obra que no precisa nada más que concentración, atención e intercambio para ser apreciada.

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