domingo, 28 de octubre de 2012

Ondulaciones bajo el puente



Ondulaciones bajo el puente

Un árbol distante y solitario destacando en un horizonte dorado.
Risa en la oscuridad, Vladimir Nabokov

La exposición Ondulaciones bajo el Puente de Aurora Noreña, presente en el Jardín de las Esculturas de Xalapa (IVEC) hasta finales del mes de octubre, incluye: ensamblaje, pintura, video, escultura y un libro digital. El cuerpo de obra pertenece a una vastedad de intereses y reflexiones sobre la noción de “horizonte” que la artista viene desarrollando desde hace dos años. Diversas son las líneas de investigación y estrategias creativas empleadas, pero toda la producción comparte la propuesta de una revisión del “horizonte” como construcción cultural. El interés de la artista es un análisis al tema desde distintas perspectivas y múltiples medios, pidiendo al espectador una lectura transversal para darle sentido a la muestra.
Aurora Noreña parte de la idea “que el horizonte es un punto de inflexión entre el mundo y el sujeto, ya que acopla un exterior, esa imagen real/virtual de la lejanía extrema con la singularidad del individuo que la reconoce. Es un punto de  articulación, que lleva al individuo a plegarse sobre sí mismo y a mostrar una interioridad compleja que se corresponde sólo de manera indirecta con el horizonte divisado, ya sea marítimo, desértico o boscoso.”
Aurora Noreña entiende la escultura como una disciplina que permite manejar nociones complejas y dispersión creativa por medio de materiales heterogéneos y particulares maneras de construcción significativa. En su obra intervienen factores de todo tipo, materiales, corporales, de percepción visual. Sus esculturas mezclan productos industriales (muebles y madera) para obtener híbridos imprecisos, que terminan construyendo referencias al horizonte. En ellas, todo se torna relieve; diversas retículas sirven para plegar imágenes de objetos sobre sí mismos. La imagen se fragmenta en celdas autónomas que dan cabida a continuidades, discontinuidades y serialidades.
Para Aurora Noreña “El sujeto/observador se pliega sobre sí mismo dislocando el acto de contemplación y la percepción óptica de sus pensamientos, deseos y sensaciones. Debido a ello la imagen natural o abstracta observada en el horizonte deviene otra cosa.”
La artista explora también un tipo de “apropiación” en la pintura, recuperando e interviniendo cuadros de paisajes que recolecta de bazares o tiendas. Estas piezas podrían fundamentarse en una “naturaleza” que desconcierta, la artista interviene las “pinturas recolectadas” utilizando sólo una incisión, con esta simple acción el horizonte imaginario sigue su ritmo vital, desacelerado pero categórico y potencial. En definitiva en sus pinturas, el horizonte pierde su característica de finísima división entre cielo y tierra, entre mundo y sujeto para multiplicar todo lo que dentro de él cabe, es decir la manera en la que se piensa, siente y percibe la alegoría de la lejanía extrema. Sus pinturas son una sorprendente manera de obligar al espectador a ser parte activa de la reflexión frente al horizonte.
Aurora Noreña busca la habilidad acomodadora de nuestra percepción, creando así una estrategia de aclimatación, de inducción placentera, capaz de expresar algo más de lo que se ve en la superficie, en la armazón informativa.

Manuel Velázquez
Septiembre 2012

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