Nuevos dioses. Cerámica de Rabí
Montoya
La era postindustrial, los medios
masivos de comunicación, los elementos de la cultura del espectáculo; son
referentes significativos para la exposición Nuevos dioses, de Rabí Montoya,
presente en el Instituto de Artes plásticas de la Universidad Veracruzana a
partir del 8 de noviembre. Este artista asume el peso de los fenómenos
contemporáneos y crea a partir de catorce figuras en porcelana con lustres de
oro, una raza de personajes híbridos que presentan aleaciones de diferentes
manifestaciones culturales, desde las más ancestrales y misteriosas hasta las
más actuales y mediáticas. A Rabí le interesan los procesos sincréticos y de
transculturación, como lo vulgar y lo sofisticado, lo “kitsch” y lo
“auténtico”, lo local y lo global, lo popular y lo elitista, lo banal y lo
trascendental. Este autor, parece pensar en la afirmación de Baudrillard en el sentido de
que estamos asistiendo a la etapa final de lo real-original y nos limitamos a
representar el signo de las cosas.
Rabí hace gala
de una manifiesta heterogeneidad, partiendo del hecho de que la “cultura” no
tiene una identidad única, al ser resultado de la influencias de diversos
aportes y procedencias. Los elementos de que se vale; la actitud irónica y
descomplicada, no dejan de darle un aire festivo e irreverente a algunas sus
obras. Junto a la incidencia del arte local; resulta evidente la utilización de
recursos procedentes del arte contemporáneo internacional. Esa revalorización
de lo trivial que fue tan evidente en el arte internacional desde la segunda
mitad del siglo pasado, en Rabí abrió la puerta a la utilización de imágenes
promovidas por el consumo, los objetos impulsados por el capitalismo tardío son
para él una forma de la apropiación vulgarizada de los antiguos dioses.
Rabí mezcla la
figuración religiosa del “Niño Dios” con objetos y costumbres contemporáneas
para crear obras de expresión irónica, a partir de una poética no exenta de
metáforas. Sus esculturas vinculan lo popular con elementos de una identidad
ambigua, valiéndose de los símbolos más diversos para rescatar una peculiar
visión de la memoria colectiva. La obra de Rabí nace del cruce que se produce
entre lo local y lo global; usa formas e íconos de la cultura de masas con
formas propias de carácter ritual (imágenes globalizadas que se mezclan con
elementos culturales locales). El artista en estas obras, también reflexiona
sobre fenómenos particulares como la lucha libre.
Los Nuevos
dioses de Rabí son un serie de personajes invadidos por la cultura del
espectáculo (como Walt Disney), pero arraigados en su propio pasado. Para el
artista esto significa la experiencia de continuas superposiciones, oclusiones
y colisiones que sufre la cultura contemporánea. El artista, juega con las
imágenes provenientes de diversas fuentes culturales, transponiéndolas y
superponiéndolas en la misma obra, donde su proximidad pervierte el sentido de
diferenciación que cada una de ellas reclama habitualmente. Todo esto tiene
para él, un desafío a partir de un contexto que lee en términos de relaciones:
la yuxtaposición de objetos contemporáneos con imágenes religiosas. Estos
encuentros tienen implicaciones: el “Niño Dios” lleva sobre su cabeza orejas
brillantes de Mickey Mouse en lugar de una aureola y “Xipetotec” es convertido
en dios de la perfección.
La obra de Rabí
tiene una connotación que lo vincula con lo actual, con elementos que forman
parte del presente. De allí que este autor, lejos de rechazar lo nuevo, lo usa;
constituyéndose en parte de una poética propia; un método para
"sincretizar" el "contacto cultural”, no exento de ironía y
metáfora. Para la realización de sus piezas, el artista utiliza elementos de la
iconografía religiosa, pero despojándolas de su carácter ideológico;
presentando un nuevo ícono, con el mismo sentido que tienen los objetos de
culto o veneración para los devotos, pero eliminando lo sobrenatural;
promoviendo una confrontación con la noción de identidad, mediante una
mitología personal de nuevos dioses.
Manuel Velázquez
Noviembre 2012
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