domingo, 11 de enero de 2009

La Belleza

Julio Galán


La Belleza


Por Elsa Vazquez

Se debe considerar lo bello, y no los objetos particularmente calificados como bellos, es así como Platón se lo cuestionaba a Hipias en el diálogo sobre lo bello, desde entonces, el tema ha sido objeto de estudio[1].
Discutir acerca de un concepto tan subjetivo, intentar definirlo, o por lo menos realizar un acercamiento posible a lo que sería la belleza en general y en el arte mismo, es caer como en la madriguera del conejo en Alicia en el país de las maravillas, ya que una cercana definición, conlleva a una pista más clara y cuando creemos estar cerca de lo que es la belleza, un nuevo orificio se abre, haciéndonos caer más profundamente en un mundo lleno de conceptos, filosofías y definiciones acerca de lo que es lo bello, mismos que terminan por decirnos solamente lo que ya sabíamos al inicio; que la belleza es un concepto inefable, agradable a los sentidos y una experiencia únicamente vivida por cada sujeto.
Al respecto, sobre el tema de la belleza, Susan Sontag[2], nos presenta en su ensayo Un Argumento sobre la Belleza, un recorrido actual, breve y preciso de lo que podría ser un argumento cercano a la belleza o aquello que se puede calificar como bello, intenta que sus lectores tengan, hasta donde es posible, un acercamiento a las diferentes concepciones de la belleza, generando así, puntos de discusión entre lectores e interpretes.
Habla de cómo la belleza inicia como un concepto inacabable y sin permanencia, como algo en sí mismo conmovedor, inmaterial, y como la sociedad se ve en la necesidad de hacer perdurable lo bello y de multiplicar esta idea tan atractiva para el sujeto. Es en la modernidad donde surge una multiplicación de dicho concepto, permitiendo que se generen diversos tipos de belleza, creando con ello; un adjetivo de muchas cosas de objetos, personas, ideas, dando una excesiva prioridad a lo metafórico, más que a la esencia del concepto como tal, dejando de lado el gozo que otorga a los sentidos.
Es entonces donde la belleza se hace presente en el arte, ya que es el medio idóneo donde se puede vivir y convivir con lo bello, desde una forma inmutable, profunda, interna; como una idea que puede llegar a eternizarse. A partir de que no se logra encontrar una definición exacta o acertada de lo bello, se busca entonces, un cierto valor para designar lo bello, a través del gusto, de un gusto educado dentro de los binarios; del buen gusto y del mal gusto.
Posteriormente, estos binarios también dejan de funcionar dentro y fuera del arte, ya que al concebir así el concepto de belleza se traduce a un aspecto elitista, descalificador, algo totalmente separado de lo que estaría cercano con respecto a lo bello. Es entonces cuando aparece un relativismo, que busca la fusión de los opuestos, de encontrar la belleza dentro de la fealdad, relativismo muy recurrente ya en el considerado arte contemporáneo, al respecto de esta “teoría” se puede rescatar la visión que muestra la película Elephant de Gus Van Sant[3], misma que visualmente puede considerarse colmada de aspectos estéticamente estimados como bellos, incluso hasta observar lo sublime, dicho film exhibe está fusión de belleza y fealdad, o como al final menciona; cómo un asesinato múltiple que realizan dos bellos jóvenes (ya sea por lo bello de la juventud, o por los estereotipos de belleza) puede ser considerado como un acto horriblemente justo, en este enunciado se representa dicha oposición, en lo que se refiere a la noción de los conceptos, ya que lo horrible estaría muy cercano a lo feo y lo justo rozaría con lo bello, es entonces donde dos conceptos pueden unirse, sin ser contradictorios entre sí, sino sólo opuestos, lo cual es posible concebirlos juntos.
Profundizando más en el tema, recurrimos a dos concepciones importantes dentro de la teoría estética; las definiciones que realizan Emmanuel Kant[4] y la visión que plantea Hegel[5].
En Kant lo primero con lo que convergemos es con lo bello visto como el objeto de un placer desinteresado, en como la belleza existe en tanto que es experimentada por el sujeto. Dentro del planteamiento kantiano, podemos observar como para llegar a la definición de belleza o de lo bello, se tiene que partir necesariamente de un juicio estético, mismo que se considera como sintético a priori, es decir un juicio que requiere de la experiencia en el sentido de que el sujeto la experimenta, pero que a su vez es independiente de la experiencia porque es un concepto que está en la naturaleza por sí mismo. Además de que dentro del juicio estético se establece una relación entre la representación y el estado sentimental del sujeto y su carácter de desinterés y la pretensión de universalidad, es el juicio estético el que se vincula a la valoración de la belleza y a su generación del plano apriorístico y subjetivo.
Asimismo, Kant parte de un trabajo intelectual para poder presentar los momentos que hablan acerca de las características de lo que puede considerarse como lo bello, mismos que define como; un gusto de la facultad de juzgar un objeto o un modo de representación por una complacencia sin interés alguno; siendo el objeto de tal complacencia lo denominado como bello, otro momento sería concebido como aquello que place universalmente sin concepto, también de ser una forma de conformidad afín a un objeto, y finalmente lo conocido sin concepto como un objeto de una complacencia necesaria.
Es aquí, donde podemos decir que lo bello, no es ético ni epistemológico, es decir, que no tiene que ser ni bueno, ni malo, ni correcto, ni tiene porque ser pensado, ni ser objeto de definición. Sin embargo, lo bello si puede emparentar con un sentido axiológico, en lo susceptible de ser comparado en ocasiones con lo bueno, es decir, con la bondad o con términos como la compasión y devoción.
De esta manera, Kant expone en su Crítica de Juicio, una comparación que considero acertada para dilucidar el sentido de lo bello, contrastando con el concepto de sublime, cómo podemos diferenciar cuando una obra de arte es bella o es sublime. Al respecto, describe lo bello como una tranquila contemplación, como la aprehensión de un objeto limitado, mesurado, a diferencia de lo sublime que es una contemplación agitada que mueve el espíritu, que causa temor, que se convierte en sublime a partir de la correspondencia de nuestras ideas con nuestra propia experiencia, es la percepción de lo desmesurado, inacabable, ilimitado.
Es aquí donde el objeto bello se relaciona con el concepto de amor, y en la obra de arte con aquello que es capaz de encantar y seducir, y lo sublime se relaciona más con un concepto que infunda respeto, y que en la obra de arte, cautiva y subyuga.
Estos conceptos son representados muy acertadamente dentro del arte contemporáneo, en donde el arte ya no parte de lo bello inmediato como sería la naturaleza, sino que juega más bien con la unión de ambos conceptos, quizá acercándose un poco más a lo sublime que a lo bello como tal, en el sentido de que puede llegar a infundir temor.
En este sentido de contemporaneidad en el arte, es importante mencionar el pensamiento hegeliano, porque discute sobre la muerte del arte, de su condición pasada, y de la necesidad en el mundo actual (en su contexto) de pensar sobre el sentido del arte culminado en su época de esplendor como belleza sensible.
Hegel hace un despliegue de la definición de lo bello natural y de lo bello artístico, bajo esta distinción, concibe al primero como; el espíritu de la libertad, el arte libre con propios fines, como un modo de expresar lo divido de manera sensible, y lo segundo cabría más como; un arte servil, incluso con pretensiones decorativas, sin embargo hace explícita la importancia de lo bello artístico, en el cual su belleza es el resultado del espíritu del sujeto, considerando entonces como superior de lo bello natural.
Sin lugar a dudas, hasta aquí podemos concluir que cada uno de nosotros tenemos un concepto personal, temporal, opcional, cargado de concepciones de todas las definiciones que existen sobre lo bello. Podremos compartir la idea que plasma Sontag acerca de que lo bello es bello por si y en sí mismo, o si es como la armonía, como lo excelente o lo deseable, como la antítesis de lo feo, como algo inefable, o como una tautología de lo estético.
Sin embargo, nos damos cuenta que una palabra, un concepto como es lo bello o la belleza trasforma el sentido de cómo se concibe una obra u objeto, ya sea artístico o no, en donde dicho concepto se abraza con el arte que nos revela el mundo, siendo la belleza o lo bello lo que nos revela y nos trasporta al sentir, al gozo y a las emociones de este mundo. Entonces cabe preguntarse ¿queda claro lo qué es la belleza o continuamos cayendo en la madriguera del conejo de Alicia en busca de más definiciones?



Fuentes consultadas:



PLATÓN (2003). Diálogos. Obra completa en 9 volúmenes. Volumen I: Apología. Critón. Eutifrón. Ion. Lisis. Cármides. Hipias menor. Hipias mayor. Laques. Protágoras. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-0081-6.
SONTAG, Susan. (2003) “Un argumento sobre la belleza” en Letras Libres, México, México, febrero de 2003, pp. 12-15.
Kant, Immanuel (1724-1804) "Crítica del juicio" seguida de las observaciones sobre el asentimiento de "Lo bello y lo sublime"; traducción por Alejo García Moreno y Juan Rovira. Publicación: Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999. Nota: Edición digital basada en la edición de Madrid, Librería de Iravedra [etc], 1876.
HEGEL, G.W. 2008. “Lecciones sobre estética” ediciones akal ISBN: 978-84-460-2823-9. Argentina
Otras fuentes:
Gus Van Sant. Elephant. Actores: Alex Frost, Eric Deulen. Duración: 1 hora 18 minutos. País: EE.UU


[1] PLATÓN (2003). Diálogos. Obra completa en 9 volúmenes. Volumen I: Apología. Critón. Eutifrón. Ion. Lisis. Cármides. Hipias menor. Hipias mayor. Laques. Protágoras. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-0081-6.
[2] SONTAG, Susan. (2003) “Un argumento sobre la belleza” en Letras Libres, México, México, febrero de 2003, pp. 12-15.

[3] Título original: Elephant. Director: Gus Van Sant. Actores: Alex Frost, Eric Deulen. Duración: 1 hora 18 minutos. País: EE.UU
[4] Kant, Immanuel (1724-1804) "Crítica del juicio" seguida de las observaciones sobre el asentimiento de "Lo bello y lo sublime"; traducción por Alejo García Moreno y Juan Rovira. Publicación: Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999. Nota: Edición digital basada en la edición de Madrid, Librería de Iravedra [etc], 1876.
[5] HEGEL, G.W. “Lecciones sobre estética” EDICIONES AKAL 2008 Isbn: 978-84-460-2823-9. Argentina

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