jueves, 23 de julio de 2009

Reflexiones entorno al proceso creativo


Reflexiones entorno al proceso creativo
Manuel Velázquez
Mayo 2009

El presente ensayo reflexiona sobre algunas de las ideas expuestas por Juan Acha, entorno al proceso creativo, en su libro Introducción a la creatividad artística[1].
De acuerdo a Acha, en todo momento y en cualquier sociedad, las artes descansan sobre distintos conceptos, utilizan diferentes técnicas y ofrecen funciones diversas, al preferir las modalidades dominantes, emergentes o residuales.
Sin embargo, para Graciela Kartofel[2] las artes actúan como agentes de creación, interacción, definición, apertura y síntesis de la vida de una comunidad, articulando el lenguaje del entorno natural-social y del espacio interior del artista, a la par que relaciona ambos.
Así, el arte ha sido en la sociedad crónica, testimonio de la sicología del autor, exploración de tradiciones culturales, critica política, invención, renovación estilística, distracción medio de comunicación, expresión, decoración, terapia ocupacional y lenguaje, entre muchas cosas.
Por lo tanto, el arte es indisoluble de la práctica social, funciona como catarsis y sublimación individual; como experiencia compleja, integral, informativa, recreativa, placentera, intelectual, y lúdica. Como medio de comunicación y sublimación de valores, ideas, técnicas, mitos, tradiciones y conocimiento (que el artista comparte con sus semejantes)
Dentro de estas relaciones Juan Acha[3] establece tres factores que influyen y repercuten en la sociedad y en la producción artística,
Según la sociedad en que se lleva a cabo, la producción artística es afectada por tres poderes que hasta hoy rigen toda sociedad humana occidental: el poder político, el poder económico y el poder ideológico.
El sistema artístico al que pertenece la obra es afectado por la compleja red de relaciones que unen a mercaderes, artistas, críticos, coleccionistas, expertos, intermediarios y el juego del valor y del contravalor de los precios de oferta y demanda.
El individuo que la produce está afectado por su desarrollo sensorial, afectivo y cognitivo, además de sus características étnicas, educativas, su situación económica, las experiencias de vida, la religión, su personalidad, etcétera.
Para Acha[4] el desarrollo artístico se divide en diferentes componentes: vocación, producción, distribución y consumo[5] (intelectual, material y espiritual) en este punto propone una crítica artística que haga énfasis en la diversidad del arte, atendiendo su realidad histórica, social e individual, y las relaciones existentes entre escuela, educación y sociedad.
En el pasado las relaciones existentes entre escuela, educación y sociedad se regían por el ideal de “eficiencia”. El desarrollo universitario debía traer consigo una mayor capacidad de aceptar y plegarse a la disciplina marcada por el maestro, es decir: la educación reflejaba todavía la idea de discípulo y creador. En la nueva escuela “moderna”, en cambio, se estimulaba al espíritu creativo; influenciada por el psicoanálisis, se alentaba a “inventar la expresión del yo”, ignorando patrones impuestos desde afuera. Así el artista creaba a partir de su singularidad para sí y solo para sí; el arte se miraba a sí mismo en la idea del “arte por el arte”.
En nuestros días, la posmodernidad ha desmontado los andamios ideológicos de la modernidad, replanteando lo universal, lo urbano, lo tradicional, lo original, lo artístico, lo comercial, entre otras ideas, revalorando todo aquello que Canclini llama culturas híbridas[6], es decir, la mezcla y entrecruces de todo esto.
Así, dentro del proceso creativo, para explicar los mecanismos de las transformaciones concebidas y de las materializadas en el producto, Juan Acha[7] señala que se acostumbra emplear la dicotomía contenido/forma en un equilibrio perfecto. Pero resulta muy limitada, pues encontramos viciados los usos del término contenido, y casi siempre se toma por lo reconocible o anecdótico de las figuras. Además, el equilibrio de tal dicotomía depende de la función que le busquemos. En su lugar, podríamos utilizar la semiótica para aludir al significante y a sus significaciones o bien, tomar a la obra de arte por un mensaje que exalta el plano semántico, sintáctico y pragmático. Asimismo, emplear el criterio de nuevas variantes como la finalidad de todo artista.
Volvamos al proceso creativo y a las relaciones que mantienen con la mano del artista la sensibilidad y la vista, la mente y la creatividad, lo concebido y los medios materiales e intelectuales de producción. Todas estas relaciones varían en cada caso concreto y las podemos agrupar entres tipos de ejecuciones, con el fin de analizar mejor sus mecanismos internos y sus variantes: las ejecuciones que denominaremos creadoras, porque materializan y consolidan la mayor encontrada por el artista como fin de su proceso creativo; las ejecuciones precreadoras que se van sucediendo a lo largo del proceso creativo; por último, las ejecuciones poscreadoras, que persiguen el perfeccionamiento evolutivo de la creación ya consolidada. Los tres tipos están vinculados a la creación.
Toda creación, es de por sí, única; no tiene par. Por otro lado, las relaciones que la conciencia del artista entabla con sus manos varían siempre, ya que cambian las condiciones psicológicas y sociales del proceso. Aunque un pintor se lo proponga, no podrá nunca producir dos obras completamente idénticas. Siempre registramos diferencias, esto es, originalidad en cada una, si por tal entendemos la singularidad.
Los nuevos tiempos, traerán consigo cambios radicales en la producción, distribución y consumo del arte, moviendo los lenguajes artístico a nuevas y más variadas formas de hacer arte, haciendo al creador menos especializado y mas atento al trabajo transdisciplinario y al uso de nuevas tecnologías y lenguajes como la fotografía digital, el video, la instalación, el performance, el arte objeto, entre otros, además, se percibe la urgencia por transitar a obras que puedan insertarse en la vida comunitaria.
En este sentido deberíamos de reflexionar estas tres preguntas:
¿Para qué hacemos arte?
¿Para qué sirve el arte?
¿Cómo utilizamos el arte?


[1] Juan Acha, “La ejecución” en Introducción a la creatividad artística. México, Trillas, 1992, pp.197-240.
[2] Graciela Kartofel, ponencia: necesidades sociales de la disciplina artística, septiembre 2004
[3] Ídem.
[4] Ídem
[5]Ídem.
[6] García Canclini, Néstor. Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México, Grijalbo, 1990.
[7] Ídem.

No hay comentarios: