sábado, 17 de julio de 2010

Esculturas de Roberto Rodríguez


Paisaje y memoria
Esculturas de Roberto Rodríguez
Galería El Sótano, Universidad Iberoamericana / Ciudad de México
Del 12 de agosto al 12 de septiembre de 2010
Horario: De lunes a viernes de 10:00 a 20:00 horas
La Galería El sótano está ubicada en el edificio S de la Universidad Iberoamericana, en Prolongación Paseo de la Reforma 880, Lomas de Santa Fe, C.P. 01219, Distrito Federal.

La Universidad Iberoamericana, a través de la Galería El Sótano, presenta la exposición paisaje y memoria, esculturas de Roberto Rodríguez, muestra que se abrirá al público el día 12 de agosto a las 13:00 horas, y permanecerá hasta el 12 de septiembre. Esta exposición reúne 79 obras sobre madera y cerámica realizadas por el artista entre 2009 y 2010. Se trata de una selección de cinco series que hacen del paisaje y la memoria los protagonistas principales.
Roberto Rodríguez (Misantla, Veracruz, México, 1959), es un escultor que trabaja con formas referentes a materias terrestres: montañas, árboles, plantas y semillas. Realizó estudios de escultura en la Universidad Veracruzana, donde actualmente es investigador. Su trabajo suele ser en madera con técnicas mixtas y desde hace algunos años incursiona en la cerámica. El suyo es un trabajo peculiar: la reflexión sobre el lugar vivido, experimentado, íntimo, permite que la arquitectura y la escultura se conviertan en paisaje. En sus esculturas, el espacio de exposición, no se concibe como una condición abstracta e inmutable, sino como resultado específico del proceso configurativo de la obra. Sin reproducir la naturaleza, sus piezas encierran la emoción que ésta produce, y son expresión y reflexión de su memoria.
Las obras aquí presentadas muestran, en una amplia variedad de formatos y materiales, el carácter íntimo, privado, evocador del paisaje. Rodríguez nos ofrece una aproximación a sus vivencias de la infancia relacionadas con la vida en el campo. Sus esculturas, pintadas con trazos espontáneos y con colores de una peculiar paleta, configuran un interesante repertorio de imágenes y son ejemplos de una voluntad que sueña y que soñando le da porvenir a su acción. El artista refleja la constante búsqueda por el tratamiento de las superficies, este peculiar tratamiento, característico en toda su obra, responde a su interés por evidenciar el paso del tiempo.
La visión de paisaje y memoria en Rodríguez ha sido permanente. En un momento inicial, a principios de los años noventa, ya se observa en su obra un acercamiento a lo orgánico y a la abstracción, en aquel entonces el artista investigaba imágenes tridimensionales (esculturas) que pudieran expresar de forma simbólica el proceso de fertilidad de las plantas. Posteriormente, aparecen materiales de carácter orgánico, como madera, piel, huesos y fibras, elementos que dan paso a texturas, ornamentos y pátinas. A comienzos del siglo XXI su obra se hace más sintética. Casas, surcos, senderos, caminos y montañas acaban condensados en trazos, líneas, tramas y signos. Delimitaciones y cierres, también han sido constantes en su trabajo, utilizados como recurso formal para enfatizar el espacio mediante su presentación, le confieren una dimensión significativa.
En esta exposición, Rodríguez evoca una suerte de paisaje inspirado en su entorno geográfico e histórico. El artista trabaja con materiales que dan apariencia textural, al mismo tiempo que utiliza la acuarela para crear un juego muy sutil con efectos de transparencia. En las series aquí presentadas, material, espacio y técnica se convierten en recursos válidos para crear propuestas visuales, donde coexisten elementos tomados de la tradición con otros aportados por el arte contemporáneo occidental. Para Rodríguez la aceptación de la validez de lo propio y lo ajeno, en una época en la que algunas cosas cambian y otras se conservan, refuerza la idea de "mixtura" no siempre previsible y armónica, que es el resultado de la mezcla de viejas y nuevas prácticas artísticas. Esta idea de mixtura, presente en la mayoría de sus propuestas, ayuda a crear una autoconciencia donde nociones como identidad, alteridad, diferencia y singularidad se convierten en un modo de reinventar la escultura. La mirada de este artista, reformula la noción de paisaje y memoria, reconociendo el carácter de la experiencia artística mediante un lenguaje visual pleno de significados y lecturas sugerentes.
La obra de Rodríguez, depurada y profunda, se encuentra al margen de corrientes, tendencias o movimientos artísticos, condición que le ha colocado en una posición distanciada de las propuestas centralistas y homogéneas. Su búsqueda continua de un lenguaje escultórico personal y su interés por el sentido ritual de sus propuestas han contribuido al reconocimiento de su obra, que se sitúa entre las más destacadas del panorama escultórico nacional.
Manuel Velazquez
Julio de 2010, Xalapa Ver.

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