sábado, 22 de septiembre de 2012

Casos y cosas



Casos y cosas

En sus pinturas más recientes Edgar Cano se ha tornado más obscuro, también se preocupa en mayor medida por las cosas y los personajes que elige representar. Este artista ha restaurado una lógica pictórica al personalizar las referencias de su obra que llegan a la cita, a la alusión. La serie Casos y cosas, parece sofocarse cada vez más en la constante saturación de las imágenes. Su obra se estructura sobre lo sensible, sobre el imperio de las formas. Esta labor, que a veces corre por cuenta de un dispositivo oculto, tiene resonancias con el trabajo de Daniel Lezama. No es casual por eso el uso de la cita para la elaboración de las imágenes.
En esta serie Edgar Cano se aferra más y más a la vitalidad de la representación. La insistencia por la figuración constituye una legítima preocupación y un encomiable afán por encontrar un lenguaje propio. Sus imágenes no dejan de crear una cierta sensación de nostalgia, aunque no se trata de buscar emociones perdidas, sino de reflexionar y dialogar con el presente. Su pintura no sólo traduce técnicamente un acontecimiento sino también cierta ironía. Mientras los recursos heredados de la “pintura academicista”, son los elementos claves de que se vale para la configuración de sus obras; conceptos como soledad, dolor o marginalidad forman parte del mundo que representa. Por ello adopta elementos que forman parte de reconocidas imágenes del arte occidental, al mismo tiempo mantiene una figuración personal, susceptible de ser entendida y conceptualizada en su propia realidad.
En sus retratos las figuras realistas están rodeadas de objetos que aluden a elementos característicos de zonas marginales de la megalópolis. La relación que se establece entre los personajes y el paisaje, le sirve para confrontar nociones como soledad y saturación. El desmedido desarrollo urbano, la concentración de población en las ciudades y el crecimiento industrial, incidieron en la configuración de esta nueva serie de Edgar Cano. Ello ayudó a gestar una pintura que nace del cruce entre lo urbano y lo rural. Desde esta perspectiva, su obra se vale de un mundo iconográfico que mezcla personajes y situaciones donde la ironía a veces sutil, otras muy directa, nos enfrenta a una realidad que sigue siendo parte de la ciudad.

Manuel Velázquez.
Xalapa, Veracruz, abril 2012

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