IMAGO MUNDI: EPIFANÍAS SORPRESIVAS
Nada mas fascina má que leer de un jalon textos de algún pensador que por cualquier motivo, publica -o publicaba- en rribunas tan distintas como dispersas, cuyo weltanschaung conocía apenas de manera fragmentada. La experiencia puede ser epifánica.
Asi he descubierto a poetas maravillosos como el peripatético norteamericano Wystan Hugh Auden, quien alguna vez afirmara que “la crítica no es más que conversación en vivo”; a escritores como el argentino Roberto Fontanarrosa, a quien solo conocia como dibujante humorista (¿quién no se acuerda del horrorosamente ridículo Boogey el aceitoso, cuyas perversidades nos permitieron reir un poco de los rigores de la Guerra Fría?); al insólito reportero polaco Ryszard Kapuscinski, cuyas refinadas técnicas narrativas y retratos sicológicos nos permitieron interpretar los laberintos del siglo que pasó; y al cronista y escritor anarquista, el español Eduardo de Guzmán, amigo de Ramón Sender, cuyas crónicas La tragedia de Casas Viejas, 1933. Quince crónicas de guerra, 1936; destacan los pormenores del avance hacia Zaragoza de las milicias republicanas guiadas por Durruti, al inicio de la guerra civil española.
De la misma manera, también he redescubierto a intelectos qu había perdido de vista. Es el caso de mi amigo, el gran poeta peruano Rodolfo Hinostroza, que ha sabido conciliar la astrología y la culinaria de manera magistral; del contundente poeta y tremendo ensayista mexicano José Emilio Pacheco; del perturbador performador transfronterizo Guillermo Gómez Peña. Y ahora, el del acusioso y procaz Omar Gasca, a quien conozco desde... desde hace ¿qué... 30 años?
Leer ahora Todo pasa es un privilegio, en realidad un premio. Me ha permitido conocerlos mejor, y al hacerlo, conocerme mejor.
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Una reunión de textos es como una visita prolongada en casa de un amigo a quien vemos poco. Entonces se puede gozar de conversaciones durante el desayuno, que son distintas a las que se dan durante la comilona de medio día que son diferentes a las de las pláticas que se pueden suscitar al atardecer, sentados en la veranda con un buen trago en la mano, y que no se parecen en nada a las que luego surgen, como quien no quiere la cosa, por la noche frente a la chimenea y que si bien nos va pueden prolongarse hasta el amancer.
Si este amigo a quien desearíamos frecuentar con mayor asiduidad es como Omar Gasca, entonces la visita puede cambiarnos el derrotero de la vida.
Conocí a Omar como colega de profesión, como artista plástico. Me había asentado en el paraiso cafetalero de Xico, Veracruz y él vivía en Ciudad Satélite, conurbada a la Ciudad de México. Con el tiempo fui descubriendo que mi nuevo amigo no se limitaba a practicar su oficio sino que se preocupaba con lo que le sucede a lo que creamos los artistas, a nuestras obras, es decir, se preocupa con el entorno que rodea a los artistas. Más aun, Gasca se preocupa por la forma en que la institución pública mueve y promueve las creaciones de los artistas puesto que le preocupan las maneras en que nuestro prójimo se acerca a nuestro trabajo.
De Kapuscinski algunos decían que era izquierdista. Otros menos maniqueistas lo describían como lo que era, un demócrata. Lo mismo se puede decir de Gasca. Es un pensador ecuánime, sensato, democrático. Esto es evidente en los diez ensayos que ahora tenemos en la mano, a la mano, para leerlos como se nos antoje, en la travesia por autobus de una ciudad a otra, de manera esporádica por las noches, incluso sentados en el trono... Leer es descubrir es aprender es participar.
A Omar, pues, le preocupan los motivos por los cuales no se acercan al arte las personas. Imagínese el lector a médicos que no se comunican con sus pacientes, a urbanistas que alcanzan a convencer a la ciudadanía, a profesores que no se conectan con el alumnado. Asaz preocupado por este problema y con toda sagacidad, Gasca se dirige a diferentes públicos lectors para expresar sus diferentes inquietudes. Aristotélico, le habla en ocasiones a quienes enseñan arte, por un lado, y por el otro, a quienes planifican los sistemas de enseñanza, que casi nunca es lo mismo. Con frecuencia busca compartir sus ideas con otros artistas o bien con el público con quien los artistas podrían o deberían estar dialogando. En todo caso, nunca discrimina. Tal vez por esto mismo, porque no pertenece a un club, porque prefiere no limitar sus vivencias a un círculo cerrado, porque no se restringe a publicar en una sola revista o periódico, los asuntos que aborda son tan eclécticos como panorámicos.
Hay veces que Gasca se detiene simplemente para ponderar en, digamos, voz alta. El arte, nos subraya Gasca, es imago mundi, “aunque no por el latín –se apresura a aclarar- hay que paladear necesariamente sabores rancios.”
Y vaya que si a Gasca le gusta paladear sabores nuevos. Sus intereses son –ya lo dije- eclécticos (un tanto eurocéntricos a mi ver, pero quién soy yo para quejarme). Al elucubrar en torno a Eros y Tanatos, por ejemplo, Gasca cita Tristana, la peli que Buñuel filmó basada en una historia de Benito Pérez Galdós, protagonizada por Fernando Rey y Catherine Deneuve. En la trama, la mujer sufre la dominación de su protector, un hombre mayor, luego se enamora de un jovencito, enferma y pierde una pierna. No por eso pierde su poder para seducir, tanto así que acaba dominando a al viejo. Entonces -¡oh, sorpresa!- descubro que Gasca ha tejido una metáfora que se dirige directamente a mi. Por coincidencia, yo mismo no hace mucho coprotagonicé una multipremiada peli llamada Crime[sic] delicado, del brasileño Beto Brant, en la que la figura principal carece de una pierna. Sólo que a diferencia de la Deneuve, la actriz de Brant sufrió una pelvisectomía¡en la vida real! ¿Coincidencia única? No lo creo. Hallé muchas más.
-Hay libros sagrados, -nos explica Omar, -libros apócrifos, libros herméticos, libros prohibidos, libros censurados, libros de contabilidad, libros de oro, de ritual, de texto, de texto gratuito; libros de coro, de inventario, de cocina, de viajes, de ciencia, de arte, de técnica; libros que hablan de libros... -Y procede a hablarnos de los libro-objetos, los libros de artista, los libros que los artistas hacemos a mano ¡porque queremos que los manosée la gente!
De ahi, pasa a hablarnos de lo que mas confunde al público de hoy: de “las actitudes provocadoras, controversiales y polémicas, cuando la extravagancia o la excentricidad, junto con originalidad y personalidad audaz, corren en paralelo del oficio y del talento y hacen además de voceros de éstos”. En ambos casos –en casi todos-volvemos a topamos con la coincidencia y nos identificamos con lo que escribe.
Y es que así funciona una buena antología, como lo es Todo pasa. Su acierto estriba en que incide y logra que florezcan las coincidencias, le permite a cada lector identificarse con los textos, o partes de ellos y nos obliga a meditar en torno al asunto de igual a igual. Cuando esto sucede, confirma el acierto de los demás escritos: son para ser leídos como se nos antoje, en una travesia, por las noches, en una antesala... Leer es descubrir es aprender es participar.
Felipe Ehrenberg
São Paulo, Brasil, a 23 de marzo del 2008
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